Esta chica tan guapa es Begoña Martínez. Pincha en el enlace para saber más acerca de en qué trabaja y por qué tienes que llamarla si necesitas traducir algo, garrulo/a:
El caso es que esta chica y yo, que nos conocemos – poco – por una amiga común, tenemos aficiones literarias similares, y los dos estamos en Goodreads, que es un sitio muy majo para compartir qué libros te gustan, obtener recomendaciones sobre libros, y cosas así. Es, de hecho, la única red social que a día de hoy no me produce orquitis a los 15 minutos de estar en ella, ni me da gana de guantear a mis amigos en ella.
Begoña leyó un libro de un gurú de esto del lifehacking llamado Tim Ferriss, y lo odió. Yo he leído ese libro y le he dado 5 estrellas. El libro es este, para que decidas si lo quieres o no. Como digo, ella lo odió, y expuso sus razones en esta review que escribió. Como lo que escribe está bien escrito, tuvimos una interesante discusión, que podéis leer en los comentarios. De esa discusión surgió una apuesta sobre quién convertiría esta conversación en un post de blog en español, porque la discusión estaba en inglés – no me preguntéis por qué, no lo sé – y los idiomas son el punto fuerte del español medio. Ella ganó, y decidió que lo hiciera yo, y como soy un listo, además de poner (resumida) la conversación en la lengua de Cervantes, voy a añadir mis opiniones sobre ello. Así que, como vamos a hablar de libros, poneros vuestro batín de leer, encended vuestra pipa y poned algo de música preciosa, como esta pieza o esta otra de la BSO de Braid. ¿No sabes lo que es Braid? No quiero hablar contigo.
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Yo compraré y leeré su próximo libro, pero puedo entender cómo alguien puede odiarle a muerte. Gran review.
—En La Semana Laboral de 4 horas, la buena idea es: enfócate en lo clave, externaliza el resto, vive con menos, y disfruta. No te dice: Si eres lo bastante listo para hacer esto, no necesitas este libro. Si no lo eres, fallarás. El espíritu del libro, con el que estoy en profundo desacuerdo: tener un proceso (completamente externalizado, desconectado, haciendo dinero para ti) NO es lo mismo que crear una buena empresa (un enfoque original sobre un problema, resuelto con un cierto estilo, que genera dinero).
—En este libro, la buena idea es: puedes mejorar tu vida dramáticamete si prestas atención a esto – gana músculo y pierde grasa, y lo demás viene seguido. Pero pasa por encima de todo y de todos (la encantadora gente en la clínica de Nicaragua a las 3 AM) para tener mejor aspecto, incluyendo pasar por encima de sí mismo o de su pareja.
No se preocupa de ser un buen acompañante en un restaurante: está demasiado ocupado comprobando su medidor de glucosa. Alguien debería darle un idiotómetro. ¿Me estoy portando como una idiota ahora? ¿Dónde está el sabor? ¿Dónde el comer comida sana como una actividad social compartida? En ninguna parte. Oh, espera, puedes jugar con la anorexia y la bulimia. Eso mejorará tu vida si ya tienes problemas con tu imagen. No.
La mayoría de la gente no tiene problemas con decidir qué comer, sino la dificultad para controlar qué, por qué y como comen. Son las emociones, estúpido. Y este libro carece de ellas.
Y la cosa es que yo perdí, así que Begoña decidió. Además de eso, Diana añadió un interesante enlace de una chica (Penelope Trunk) que odia a Tim Ferriss conociéndole personalmente y tal. Hay más discusión, pero he descubierto que traducir es un trabajo muy duro que me da una pereza espantosa.
Así que venga, ¿cuál es el problema? El problema es que, en realidad, ambos tenemos razón. No es un problema porque los dos podemos estar en desacuerdo y no sentirnos amenazados. Quiero fijarme en 2 cuestiones: ¿podemos desligar una obra de su autor? ¿Y dice algo este libro sobre la sociedad a la que se vende?
Begoña se siente legítimamente agredida por este tío. Y tiene razón en todo. Ferriss es, probablemente, una especia de frikibot que, en presencia de una chica como ella, se pondría a ejecutar algoritmos de apareamiento. Puede que funcionen, puede que no. Y al vender con éxito este libro, puede persuadir a otros de que el medio importa más que el fin.
A mi me da igual por varias razones: una es que no soy una chica, de modo que para mi es más fácil ignorar cómo a lo largo del libro las trata como objetos. La otra es que yo, desde siempre, he separado totalmente a los autores de sus obras. A mi me da igual si Freddy Mercury era una buena persona o un absoluto hijo de puta. Queen es la banda de música más grande que hay. ¿Por qué no habría de disfrutar del trabajo de un autor porque sea un capullo? No voy a tratar con él en la mayoría de casos. De modo que mi primer instinto sería decirle a Bego que no tiene razón, como respuesta a la primera pregunta. Sí, podemos y debemos – a la hora de juzgar una obra – separarla del autor. De lo contrario, podríamos odiar a Quevedo porque era un antisemita., y odiar a los judíos está mal, ¿no? Es lo que hacía Hitler, ¿verdad?
Sin embargo tiene razón porque ella no entra a juzgar si el libro es verdaderamente útil o no (a fin de cuentas lo ha leído por encima y no ha puesto ninguno de sus consejos en marcha). Lo que sí, hace, y muy bien, es explicar por qué lo que se trasluce del autor le resulta repugnante. Y en eso coincido con ella, porque yo creo que Ferriss es un geek asqueroso y un ejemplo quintaesencial del narcisismo social del que tanto he escrito.
Ferriss nos enseña, básicamente, que todo es un algoritmo al servicio de la molonidad. No nos equivoquemos, en el fondo lo somos, (algoritmos), igual que nuestros cuerpos. Nadie es tan único ni tan impredecible que no se sujeta a ciertas reglas de conducta. Si no, ¿cómo podríamos tener psicología? ¿O medicina? Lo que pasa es que Ferriss no se da cuenta de que el resto de la gente no son extras en su película. Los libros de Ferriss tratan sobre cómo ser Ferris Bueller, sobre cómo ser el protagonista de una película en la que todo el mundo es un secundario y tú haces lo que te sale de la polla sin preocuparte por ellos, porque son putos extras. Nadie importa, lo que importa es que tú moles, pero como se mola en las pelis: con un montaje corto de entrenamiento y a molar, que es lo importante. O sea, nada de joderse durante años aprendiendo a ser el mejor, cuando hay un atajo que te permite parecer mejor sin toda la castaña y la frustración de serlo.
Los frikis han llegado y se han adueñado del mainstream, y si no, mirad The Big Bang Theory y escuchad a la gente babear diciendo cuánto mola Sheldon Cooper cuando en realidad lo que necesita Sheldon es un montón de farmacología y que no le dejen vivir con nadie, nunca, en el mismo piso. Y eso es malo, muy malo, sobre todo si eres una chica, claro. A mi me da mucha cosa, la verdad.
Los frikis nos enseñan que la identidad virtual es más importante que la real, porque en la red una persona puede parecer mucho más interesante y competente que en la realidad. En la red tienes tiempo de pensar lo que has de decir, la higiene no es un problema, nadie es tartaja, y de hecho, puedes tener el aspecto que quieras. Ferriss trata de extrapolar esto a la vida real, porque cree que la realidad es como Internet, donde basta con poner un enlace a la Wikipedia para que parezca que sabes de algo, o que tienes razón, o lo que sea.
Y este es el problema con los geeks: la cultura geek es terriblemente narcisista, porque está convencido que la superficialidad basta, y es más cierto conforme nos volvemos más superficiales gracias a que, probablemente – ojo, esto es una hipótesis sin verificar -, nos volvemos más incapaces de mantener la atención y procesar de manera profunda porque nuestro cerebro se adapta a pensar en el formato que le damos de comer todos los días. Malas noticias para los que estamos muy conectados.
Ferriss no es una causa, pero es un síntoma. Y llevo muchos muchos posts hablando de ello. Así que lo siento, Begoña, espera ver más y más Ferriss de la vida echándote la caña, en los bares, en el trabajo, y cosas así. Porque además, el hecho de que – por suerte – las mujeres usan Internet tanto como los hombres convence a muchos de estos frikis de que es gracias a ellos y que todo esto funciona. Y cuando les digas que son unos imbéciles, su sesgo de confirmación – que todos tenemos – y su propio narcisismo te descartarán como una aberración estadística, convencidos de que algo como Twitter puede ser un medio de transmitir ideas verdaderamente relevantes (no, no lo es a no ser que seas Alain de Botton), y de que el que mucha gente le de a Me gusta significa que es algo bueno.
Hay más que decir sobre esto, pero en parte lo he dicho ya en otros sitios y además mi amor me dice que ha hecho la cena. Uno no pasa de una llamada así.